ROJO PROMESA. CAPÍTULO 52. Alguien más
El rostro del senador Rosso se descompuso visiblemente. Solo una fracción de segundo le duró la sorpresa, suficiente para que Ainara comprendiera que algo de aquello era nuevo para él, o la muerte de Lugh o su acusación.
—¿Muerto? ¡¿Cómo que Lugh está muerto?