Loan logró limpiarse las lágrimas con un gesto de impotencia y luego intentó llamar su atención.
—Danna, nena, sé que te sientes mal —susurró con voz quebrada—. Sé que te sientes asustada, amor, pero tienes que dejar que la doctora te revise... —Danna se quedó quieta, sin decir una palabra, sin siq