—¡Buena jugada! —susurró su madre pasando junto a él y tomando una galleta de la bandeja—. ¡Resulta que no eres tan tonto como pensaba!
—¿Estás loca? ¿Crees que me quemé una mano a propósito? —susurró Zack en respuesta.
—¿Ah, eso fue un accidente? Corrijo mi sentencia, eres tan tonto como pensaba,