—Hija, me alegra mucho que Adriana y tú tengan quien las cuide, porque creo que ya no voy a estar mucho tiempo por aquí —le dijo la anciana.
—No diga eso, señora Wilson, le aseguro que muy pronto le van a dar el alta —murmuró Andrea con el corazón encogido.
—De cualquier forma ya no regresaré al d