Sebastián
Siento que el alma me sale del cuerpo, siento un dolor inmenso en el pecho, solo miro cómo tratan de reanimar a mi Daphne, todo parece cómo en cámara lenta, esto es lo peor qué he visto. Solo puedo hacer escuchar la voz del doctor diciendo:
—Otra vez, ¡Anda Daphne! Tú puedes.
Veo que por fin, el monitor tiene los latidos, estos 2 minutos han sido los más largo y horribles de mi vida, siento que mi alma regresa a mi cuerpo. Una enfermera me saca, y no puedo evitar llorar, cómo un niño pequeño. No puedo parar de llorar.
Una enfermera se me acerca, y mi dice:
—Joven tranquilo, venga vamos a la sala de espera.
Me lleva hasta la sala de espera, estando ahí todos me miran, y se me acerca su madre, y me dice:
—¿Qué pasa Sebastián? ¿Cómo está mi hija?—me sacude.
—Señora mi Daphne se fué por unos minutos. No puedo sin ella, me muero.
Nos abrazamos, y lloramos juntos. No sé cuánto tiempo pasa, y nos separamos hasta escuchar la voz del doctor:
—La Señorita Daphne, tuvo un infarto, pero