Aquella nueva familia, había salido del hospital, todos estaban muy felices, inmediatamente se subieron al carro.
— Que maravilla Harrison, me alegra que estés demasiado bien — dijo el señor Pindu, mientras observaba a Harrison por el espejo retrovisor, para luego regresar su mirada al camino.
— Gracias señor Pindu y muchas gracias por querer estar a cargo de mi — dijo Harrsion con una gran sonrisa.
— En serio, estamos tan emocionados de que estés con nosotros — dijo la pequeña Belén con demasiada emoción.
El camino no fue muy largo.
Después de un rato, de estar en el carro y derramar tanta felicidad, por fin, la familia había llegado a su casa.
Belén, Harrison y el señor Arthur, se bajaron del carro.
La señora Graciela, todavía estaba terminando de arreglar tod