Todos estaban atónitos por lo que acababa de suceder, no lo podían creer.
— ISAAC NOOOOO— Angélica dió un grito desgarrador y se sentó para poder acostar a Isaac en sus piernas.
Aquel joven estaba perdiendo mucha sangre.
De repente Angélica se arrancó un pedazo de la blusa y empezó a hacer presión sobre la herida de Isaac intentando que la sangre no siguiera saliendo.
De inmediato aquella joven llamo a la ambulancia.
— Por favor, vengan rápido, un joven se está desangrado — decía aquella chica con suma desesperación mientras les daba la dirección.
— Por favor, no me dejes, yo te amo— dijo Angélica mientras lloraba.
— Esto es lo que merezco por por tanto daño que hice — alcanzó a decir Isaac muy débil.
— Por por favor, señor y señora Pindu, Belén y su amigo, qui quiero, hablar con ustedes — dijo aquel chico para luego toser.
La ambulancia todavía no llegaba y Angélica estaba muy desesperada, cada segundo que pasaba era de