54. Tormenta de emociones
—Sus hombres están bajo custodia, no creo que a estas alturas tengan algo más de qué preocuparte, a partir de ahora pueden caminar por las calles sin ningún tipo de preocupación.
—No te imaginas el alivio que siento, podre regresarle a Jennifer su vida.
—Creo que ya es hora, ¿estás listo para verlo?
—Si, vamos.
Olivares me lleva hasta donde tienen a Marcos retenido, me cuenta que lo tienen en una zona aislada y son pocos los oficiales que tienen acceso a esa zona. Pasamos por tres puntos de control, cuando llegamos a la sala de interrogatorios, Olivares me indica que estará del otro lado en caso de que las cosas se pongan feas.
Al cruzar la puerta, ya está él aquí sentado y esposado a la mesa. Cierro detrás de mí y me acerco a él sintiendo una tormenta de emociones en mi interior. Me siento frente a él sin dejar de verlo a los ojos buscando remordimiento, culpa o pesar, no hay nada de eso.
—¿Qué quieres? ¿acaso te da satisfacción verme esposado? —escupe con rabia.
—Solo quiero respues