como si fuera una voyerista

Vera

Me siento muy nerviosa, Virginia se veía muy segura esta mañana que salió hacia el casting, si yo fuera como ella, lograría todo lo que me propusiera; Pero me cuesta sentirme segura de mí misma.

Llevo a mi entrevista de trabajo, la carpeta con los mejores diseños que he hecho. A diferencia de mi hermana, siempre llego tarde a todo, aunque me esfuerce, siempre pasa algo, en esta ocasión no voy tarde, pero tengo el tiempo preciso para llegar.

Siento que alguien choca contra mí y solo tengo tiempo de ver cómo todos los diseños vuelan por los aires, y se expanden a lo largo y ancho del lugar. Me arrodilló y comienzo a recuperarlos.

— ¡Oh! ¡Dios mío! ¡Lo siento! — exclama una sedosa voz femenina, levanto la mirada y una chica rubia y ¡Hermosísima! Se arrodilla frente a mí — ¿estás bien? Lo siento, no te vi llegar — me ayuda a recuperar las hojas que me faltan, se pone de pie, mientras yo organizo la carpeta.

— Perdóneme usted a mí — le digo cuando me levanto, me mira con una sonrisa maravillosa, si me gustaran las mujeres, seguro que me enamoraría de ella.

— Tranquila, a mí no me ha pasado nada — estira su brazo y me ofrece su mano — Soy Aria ¿Tú eres?

— me pregunta.

— Vera, mucho gusto — arreglo mis gafas y miro como me observa con detenimiento.

— Espera — busca una carpeta en su hermoso bolso — No puede ser, te llamas Vera, no Virginia, ¿verdad? — susurra.

— ¿Conoce a mi hermana Virginia? — le pregunto — ella ha venido a presentarse a un casting — le digo.

— Claro — la chica sonríe — ¡Ustedes se parecen mucho!

— Somos gemelas — le aclaro.

— ¿Y tú también vas a hacer el casting? — me pregunta.

— Nooo — niego con la mano — en realidad soy diseñadora de vestuario y debo irme ya, llego tarde a mi entrevista — inclino mi cabeza a manera de despedida.

— Pues déjame decirte que por lo poco que vi, tus diseños son geniales — le agradezco y corro.

Llego cinco minutos tarde, pero al parecer la señora Lincoln ni se ha enterado.

— Lo siento, he chocado con una chica afuera y todos mis diseños han caído al suelo — explico sin presentarme, estoy muy nerviosa.

— ¿Qué chica? — pregunta la mujer, sin mirarme y sin dejar de buscar entre el desorden de su escritorio.

— ¿Cómo? — estoy muy estresada.

— ¿Con quién te chocaste? — pregunta de nuevo.

— Aria, eso, se llama Aria — gracias a Dios he logrado recordar su nombre.

— ¿Cómo te llamas? — pregunta secamente, creo que no voy a conseguir el trabajo.

— Vera Levy — dudo si tomar asiento o no — Vengo por el puesto de costurera o figurinista.

— Muéstrame tu propuesta — ¿Qué propuesta? Nadie me dijo sobre eso, me pongo más nerviosa, le entrego mi carpeta, espero que eso valga, ella mira los dibujos detalladamente, yo solo deseo comerme las uñas, sigo de pie, no me atrevo ni a respirar.

— ¿Qué dijo Aria sobre tus diseños? — pregunta mientras continúa mirándolos. No sé qué decirle, tengo unas increíbles ganas de hacer pipí.

— Aria vio tus diseños ¿Verdad? — asiento con la cabeza — ¿Y qué dijo? — vuelve a preguntar.

— Que eran muy buenos — respondo bajo — en realidad dijo que eran geniales — me siento algo avergonzada por expresarme así de mi propio trabajo.

— Perfecto, estás contratada — me dice y se pone de pie, devolviéndome la carpeta — ¿De dónde eres? Imagino que francesa, por tu acento. ¿Tienes los papeles en regla? — Esta mujer me lleva a mil por hora.

— Necesito un contrato para poder quedarme, pero...

— Hecho, nos encargaremos, deja tus documentos con recursos humanos, en el primer piso y te espero mañana a primera hora — me dice — Que tengas un buen día — simpática la señora.

— Igualmente, gracias por la oportunidad — respondo, antes de abandonar su territorio.

— Por cierto — me detengo cuando ya he salido de su oficina — Diles que eres la nueva diseñadora de vestuario de los personajes principales — cierra la puerta y yo me quedo inmóvil, ha dicho diseñadora de vestuario ¡Dios mío! No puedo creerlo.

Voy de prisa al área de recursos humanos y resulta que es verdad, soy la nueva diseñadora encargada del vestuario de los protagonistas de la película, lo que quiere decir, que podré ver a Dante.

Yo no he podido olvidar esa noche y no he podido dejar de pensar en él, porque aparte de haberle entregado mi virginidad, creo que me he enamorado, es tan extraño, porque no volví a verlo, pero de solo pensar en él, mi corazón palpita a mil por hora y siento que lo necesito y que mis partes íntimas se humedecen.

Salgo del área de recursos humanos, tendrán mi contrato listo muy pronto. Entro al ascensor y marco el piso de recepción mientras busco en los contactos a mi hermana, espero que ella también haya podido obtener el personaje secundario por el que tanto se preparó.

Las puertas del ascensor se abren y no presto atención al salir, camino algunos pasos y levanto la vista para no chocar con alguien.

Lo primero en lo que me fijo es, que no estoy en la recepción, pero lo peor es que sin quererlo, veo como una pareja se besa apasionadamente, mi corazón late con fuerza y mi voz interior me pide dar media vuelta y salir, no es necesario exponerse de esta manera. Me quedo de pie, mirándolos, como si de una voyerista se tratase.

El hombre lleva sus manos a los glúteos de la chica y la presiona contra él, ella gime y levanta la cara, sus ojos son el reflejo del deseo, que se convierte rápidamente en sorpresa y luego en furia contenida.

El chico vuelve la vista y detiene sus movimientos, mis ojos se pierden en los suyos y mi corazón se salta un latido, odio como me siento, porque desearía ser ella y no estar aquí de pie, como una intrusa.

— ¿Vera? — dice Virginia, que organiza su vestido y camina hacia mí, seguida por Dante — ¿Qué haces aquí? — miro para todos lados, es el peor momento de mi vida.

— Yo ... — suspiro — me equivoqué de piso, no puse atención — explico en voz baja. De perfil veo que Dante sigue observándome, me está poniendo nerviosa.

— Como siempre hermanita, tienes que aterrizar, ya no eres una niña — la miro, no puedo creer que me esté hablando de esa manera y menos delante de él — Dante — le habla con tanta confianza que yo me pregunto que pudo pasar en tan solo unas pocas horas — Ella es Vera, mi despistada hermanita menor.

— Somos gemelas — aclaro — Y solo eres mayor por unos minutos — parezco una niña pequeña.

— Gemelas — dice Dante con calma y los nervios me atacan — ¿también eres actriz? — me pregunta sin dejar de mirarme fijamente, mis manos empiezan a temblar.

— Eh, no — responde Virginia — La pobre no podría interpretar ni a un árbol, la actuación no es su fuerte — se ríe.

— Soy diseñadora de vestuario — le digo y me acerco a él y le ofrezco mi mano — Vera, mucho gusto señor.

— Dante — me responde mientras toma mi mano, siento su calidez y como un corrientazo me recorre y veo pasar las imágenes de sus manos tocando mi cuerpo, moviéndose rápidamente mientras hacían que yo gritara de satisfacción por un orgasmo. Siento calor, retiro mi mano con rapidez.

— Lo siento, de verdad, no quise interrumpirlos — me seco el sudor de mi mano en mis pantalones, mi hermana observa mi gesto y levanta su ceja, como lo hace de habitud — Yo... tengo que irme — giro y me voy casi corriendo hacia el ascensor.

Mis manos tiemblan y mi respiración se entre corta, mi hermana y Dante, yo que temía que él no le permitiera presentar el casting, pero al parecer mis temores fueron infundados y me alegro por ella. Pero no puedo dejar de pensar que fui yo quien pasó la noche con él y que debería ser yo y no ella quien se encontrara apretada contra él, besándolo.

De alguna manera logro llegar al pequeño apartamento, tengo rabia, celos, envidia, me encuentro inundada por un coctel de sentimientos negativos que no soy capaz de controlar, entro en casa y grito, de rabia, desesperación, de impotencia. Tomo una ducha esperando calmarme. Dos horas después estoy en el sofá leyendo, cuando escucho la puerta cerrarse con fuerza y veo a Virginia entrar, hecha una fiera.

— ¿Sabes que estuve a punto de perder la oportunidad de mi vida, por una estúpida y mediocre noche que no pasé con Dante? — levanto la mirada de mi libro.

— ¡Cómo se te ocurrió entregarle tu virginidad! — Exclama, levantando las manos — ¿Por qué no me dijiste nada? — continúa gritando — llegué a esa audición y tenía a un tipo enojadísimo, gracias a Dios fui capaz de hacerle cambiar de idea — me pongo de pie — No te preocupes, finalmente él me dijo que había sido una de las peores noches de su vida, que lo había dejado frío, como un témpano de hielo — eso me ha dolido — Es una persona muy franca, ¿sabes?, así que no tuvo ningún reparo en decirme que yo era la peor mujer que había pasado por su cama, pero a cambio, era una excelente actriz — Mis ojos se humedecen y la rabia me embarga, nunca me había sentido tan humillada.

Me levanto y camino hacia mi habitación.

— Vera, no seas tan sensible, está acostumbrado a otro tipo de mujer y al final si vas a trabajar en este mundo, tendrás que volverte más fuerte — se acerca a mí y me abraza — podrías salir con alguien.

— Virginia, no quiero hablar ahora — le digo y trato de zafarme de ella.

— Vera, siempre nos creemos enamoradas de quien toma nuestra virginidad — me dice — Pero nada más alejado de la realidad, es solo una ilusión — continúa, me siento mal, todavía en mi mente sigue la imagen de él con ella.

— Te he dicho que no quiero hablar del tema — mi voz suena seca — finalmente él ha creído que estuvo contigo, así que la que debería sentirse ofendida eres tú y te vi muy bien con él está tarde — me alejo de ella.

— Bueno, al parecer en esta ocasión no ha podido alejarse de mí — me dice — estaba algo confundido, me dijo que, de solo verme, se sentía excitado y no comprendía la diferencia entre ese día y hoy, me dijo que parecía mucho más apasionada y experimentada — Vale, yo pregunté.

— Al menos has logrado interesarle — no quiero ser rencorosa o celosa, es mi hermana — No te he preguntado ¿te dieron el papel? — Cambio de tema.

— ¡ Sííí! — grita — los hubieras visto, todos impresionados — se acerca a mí — hoy ha sido el mejor día de mi vida, no vas a creerlo, me han dado el papel principal, voy a ser la protagonista — ¿en serio?

— Guau — suspiro — Eso es genial, vamos a trabajar juntas — abre sus ojos.

— No te entiendo — me dice — pensé que te habías postulado de modista — su voz es algo fría.

— Sí, pero les gustaron mis diseños y me dieron el puesto de diseñadora de vestuario de los personajes principales — le digo alegre.

— ¿Vas a vestir a Ada? ¿Vas a vestirme? — pregunta gritando.

— Sí, supongo que vestiré a Ada, a ti — su expresión cambia, pensé que estaría contenta por mí.

— No puedes decirle a Dante nada de lo que pasó en Cannes, he logrado que se fije en mí y no en el mal recuerdo de esa noche, por favor, no digas nada ¡Prométemelo! — más que un favor, parece una orden.

— Tranquila, te lo prometo. No me interesa interferir en tu vida, he logrado un trabajo increíble, no voy a echarlo a perder por una noche, como tú dices, mediocre — le digo amargamente, voy a concentrarme en mi trabajo y espero encontrarme lo menos posible con él — Lo siento, debo descansar porque mañana es mi primer día — en esta ocasión, si avanzo hacia mi habitación.

— ¿Mañana? — antes de que pueda entrar, Virginia corre hacia mí y me abraza — Me alegra que seas tú quien, vista a Ada, haznos el más hermoso y sexy vestuario — me dice y sonríe, yo asiento y entro a mi habitación.

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