11.

Era sábado, y como cada sábado las cosas empezaban a mejorar, excepto por una, David se enfrentaba a la tesitura de tener que volver a ver al hombre que tanto daño le había hecho, pese a la negativa tácita de su madre. Una idea rondaba la cabeza del universitario, una rotunda idea que acabaría con todo de un plumazo, allí se encontraba frente a la casa en la que un día había vivido, en la que tantas y tantas veces había soñado que las cosas cambiasen. Miraba hacia atrás y veía como el coche de Blanca seguía aparcado en frente de la casa de Marina. Oh dios, Marina.

¿Qué habría sido de ella? ¿Qué le habría pasado para no asomar siquiera para saber cómo se encontraba el muchacho? David miraba la casa de su amiga y una tranquilidad impropia de ese hogar atenazaba a su cuerpo, era como si de repente un glaciar ártico se hubiese derretido y toda el agua hubiese empapado su cuerpo, respiraba hondo mientras se decidía a entrar sin saber que en realidad, en las cortinas amarillas de la casa d
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App