El caos se desató cuando los dos hombres comenzaron a atacarse mutuamente.
Aunque existía una clara desventaja en este brutal enfrentamiento.
Ezra era alto y bien formado, pero no se comparaba con Horacio, quien era mucho más grande y corpulento.
Diana los observó con horror, mientras gritaba, clamando por ayuda.
Pero…
No solo observó la pelea y la posibilidad del despido de su querido y preciado amante, sino que también vio la diferencia entre los dos hombres que combatían.
Ezra era de piel blanca y ojos claros.
Mientras que Horacio era moreno y de unos ojos tan castaños que la mayoría del tiempo parecían negros.
Esto era algo que no había contemplado en su brillante plan de engatusarle el hijo de otro hombre a su futuro marido.
Si por cosas del destino el niño se llegara a parecer a su verdadero padre, entonces estaría acabada.
Ese sería el final de su teatro.
—¿Qué está pasando aquí?
Fabián apareció separando la pelea y entonces a duras penas pudo prestar at