Capitulo 33. Millonario galante
—¡Ofelia!
La llama con voz alta, más no mandona. Pero nadie aparece, y no era muy tarde como para decir que estuvieran dormidas.
Un tanto curioso, comienza a buscar a su esposa en las habitaciones, pero todas estaban vacías. No estaba en ese apartamento, Adriel aprieta la mandíbula.
—Nuevamente me ha dejado.
Insistía, esa mujer era asombrosa. Ahora no tenía idea a donde ir a buscarla, o quizás sí. Mira la hora en su reloj y se fija que no era hora como para ir a esa parte de la ciudad. Probablemente ellas estaban muy agotadas con todo lo que tuvieron que pasar, no creía que fuese buena idea ir a conversar con ella cuando ambos estaban cansados.
Descansaría esa noche, y por la mañana iría a buscarla.
[…]
—Debimos quedarnos en ese apartamento, al menos íbamos a dormir con todas esas comodidades. Aquí no tenemos nada, Ofelia. Ni siquiera agua —Su hermana se queja, por un lado tenía razón, pero por otro; ella no quería estar en ese lugar.
—Lo mejor es que nos regresáramos a casa, ya no qu