Capitulo 32. Jodidamente enamorado
La pelinegra fue trasladada por los oficiales hasta la estación, en donde seria interrogada conjuntamente con su hermana. A Adriel no le fue permitido llevarla en su coche, puesto que ella era testigo y hasta pensaba que era cómplice de Bruno.
Ninguno de los dos se pudieron decir nada, puesto que a ella la alejaron de él casi que inmediato para internarla en un coche del gobierno. Por supuesto que el CEO la siguió hasta la estación, a pesar de que no debía hacerlo. Pero legalmente, Ofelia era su esposa.
Cuando la pelinegra ingresa en la comisaria, divisa a su hermana sentada en un sofá con una taza humeante en las manos y la mirada perdida.
—¡Gabriela! —exclama corriendo hacia ella.
—Ofelia —Dice la menor poniéndose en pie.
Ambas se abrazan con fuerza y lloran de la emoción al ver que seguían con vida.
—Pensé lo peor, hermana.
—Y yo.
Adriel las miró desde lejos, al menos estaban juntas y vivas.
Al cabo de varias horas de interrogación, y después de que los abogados de Adriel intercedi