Ximena no pudo evitar querer hacer una burla, pero justo cuando estaba a punto de hablar, Mariano intervino rápidamente.
—Ximena, Alejo está aquí para buscar a alguien—explicó Mariano mientras tomaba asiento.
Ximena frunció el ceño con escepticismo. En su pequeña empresa, solo trabajaban personas comunes, ¿cómo podía ser que Alejandro Méndez viniera personalmente a buscar a alguien?
Ximena respondió con una sonrisa irónica.
—Señor Restrepo, estoy segura de que en mi humilde empresa no hay nadie tan importante como para que el señor Méndez venga personalmente a buscarlo.
—¿No es así, señorita Pérez?— Mariano sonrió y le devolvió la pregunta a Ximena.
Ximena negó con la cabeza y dijo: —No merezco ese honor.
Alejandro frunció el ceño ligeramente y declaró con franqueza, —No te estoy buscando a ti. No te confundas. Estoy buscando a G.
Con un propósito claro en mente, Ximena se quedó sin palabras.
Kerri miró a Ximena, se movió más cerca de ella y le susurró en voz baja: —Esto es malo, están