Alejandro estaba sentado en su apartamento en ese momento. Frente a él se encontraban Nicolás y Liliana, quienes estaban atados y tenían cinta adhesiva en la boca que aún no habían tenido tiempo de quitar.
Cuando Alejandro recibió la llamada de Ximena, se sintió sorprendido. A pesar de tener una leve sonrisa en los ojos, su voz tenía un tono serio cuando preguntó: —¿Qué sucede?
Ximena le dijo lo que había ocurrido hoy y le rogó: —Alejandro, quiero que me ayudes a salvar a los niños.
Alejandro, con un tono de interés, preguntó: —Vaya, ¿qué les ha sucedido a tus hijos?
Ximena le explicó nuevamente lo que había sucedido hoy.
—Alejandro, puedes pedir cualquier cosa, siempre y cuando me ayudes a recuperar a los niños de manera segura.
Alejandro, con voz grave, preguntó: —¿Me estás dando una razón convincente para ayudarte?
Ximena respiró profundamente y dijo: —Puedo decirte lo que sucedió cuando nacieron los niños hace cinco años.
Alejandro podía ver cuánto se parecía Nicolás a él con solo