Al oír esto, las dos chicas se levantaron al unísono y fulminaron con la mirada a Liliana.
—¿Qué insinúas con eso?
Liliana sonrió y dio un paso adelante, acercándose a las chicas. —¿No fueron ustedes las primeras en hacer insinuaciones? ¿Qué pasa? Solo hablé de un pájaro y ya te enojas.
Liliana frunció el ceño y chasqueó la lengua. —Oh, ya veo. Te estás identificando con el pájaro, ¿no?
Una de las chicas gritó furiosa: —¡Solo te crees superior porque tu familia tiene poder y estatus! Aparte de eso, ¿qué derecho tienes para ser arrogante?
—¿Qué pasa? ¿Si tú no lo tienes, nadie más puede tenerlo?— Liliana cruzó los brazos. —Parece que tú tienes más derecho a ser arrogante que yo.
—¡Repite eso!
—Sin problema. Ahora mismo haré que mis guardaespaldas traigan un megáfono y te lo griten al oído todo el día, ¿qué te parece?
—¡Maldita!— La chica, con la cara roja de rabia, levantó la mano para golpear a Liliana.
Pero justo cuando su mano iba a caer, Liliana le dio una patada rápida en el estóma