Capítulo1020
Él colocó a Ximena en el asiento trasero y, después de subir al auto, ordenó fríamente al guardaespaldas:

—¡Ve lo más rápido posible al hospital!

El guardaespaldas respondió:

—¡Sí, señor!

Condujeron a toda velocidad hasta el hospital, donde Samuel llevó a Ximena adentro.

Samuel llamó a un médico y obtuvo una serie de formularios de exámenes para Ximena. Una vez que se completaron, él mismo revisó los resultados.

Al ver que no había ningún problema, frunció el ceño al mirar a Ximena, que parecía débil sentada en la silla. No parecía estar fingiendo, y la Ximena que él conocía ni siquiera se molestaría en hacerlo.

Con dudas en su mente, sacó su teléfono y llamó a Fiona.

Después de que ella respondiera, Samuel preguntó:

—¿Cómo ha estado ella últimamente?

Fiona respondió vacilante:

—Señor, yo... no lo sé... Solo sé que la señorita Pérez sale cada día muy arreglada, pero cuando regresa, parece que no tiene energía y se retira a su habitación.

—¿Muy arreglada?— preguntó Samuel.

—Sí... sí
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