Según la sugerencia de la señora Romero como en años anteriores, David fue a realizar inspecciones sorpresa en los diversos negocios de la familia Romero, como el restaurante y la cafetería, revisando detenidamente los registros contables.
Cuando se enteró de que Bruno y su grupo fueron a causar problemas a la familia Romero, regresó de inmediato. Sin embargo, parecía que las cosas ya se habían resuelto y, además, fue la chiquilla quien ayudó a resolver la situación.
La señora Romero miró directo hacia la puerta y vio a David.
—Entonces, ¿estos cuatro cientos millones son de Jesús? —le preguntó la señora Romero.
Yaritza afirmó con fuerza: —Sí, por eso este dinero también pertenece a la familia Romero. Abuela, no tiene que devolvérmelo.
Luego, ella miró fijamente a David y parpadeó al instante.
David respondió: —Sí, esto es un regalo que le di a la chiquilla para pedirle la mano.
La señora Romero mostró una amplia sonrisa de satisfacción.
Juan murmuró en voz muy baja: —Yaritza la hermos