—¿A dónde vas, hermana? —preguntó David.
Fabiola disimuló sus emociones y sonrió, diciendo: —Llevaré a Laura a casa. El próximo año se enfrentará al examen de ingreso a la universidad, no podemos permitirnos distracciones.
—¡No es cierto!
Inmediatamente intervino Laura: —Esas personas adentro están diciendo que mi hermano gastó muchísimo dinero para liberar a Teresa. Mamá no pudo soportarlo y quiso llevarme a casa.
Fabiola tiró suavemente de Laura, indicándole que inmediatamente cerrara la boca. Pero ¿cómo iba a callarse esa boca?
—Sé que mamá lo hace por mí, tiene miedo de que afecte mi examen de ingreso a la universidad, así que ha estado atrasando el divorcio.
Fabiola apretó el muslo de Laura: —¿De qué estás hablando? ¡Ve y siéntate en el coche de inmediato!
—Hmm….
Laura frotó sus muslos, caminó obediente hacia el automóvil estacionado a un lado. Dio dos pasos, se detuvo, y se volvió para gritarle a Yaritza.
—Yaritza, ¡felicidades por ganar el campeonato de carreras de caballos! ¡E