Luna probablemente tenía miedo de perder a David. Sus ruegos eran tan desesperados que no parecían una mentira. Incluso se arrodilló.
Mi mamá y mi hermano, desde que supieron lo que le pasó a Luna, estuvieron ocupados cuidándola. Cuando ella se sintió un poco mejor, vinieron a buscarme para hacerme pagar por todo. Pero, hasta ahora, no sabían que David estaba herido. Así que, cuando escucharon a Luna decir que David estaba al borde de la vida y la muerte, se quedaron impactados.
Además, cuando se enteraron de que David se había herido para salvarme y que, aunque sus heridas no eran graves, había perdido las ganas de vivir, todos me miraron con recelo. Esperaban que fuera a verlo. Pero yo ignoré sus suplicas.
¿Para qué tenía que ir a verlo? No soy doctora. Nunca imaginaron que yo pudiera ser tan indiferente. Antes, yo lo amaba con locura.
Y pues no hacía falta que estuviera gravemente herido o inconsciente; si se cortaba con una hoja de papel, yo, que siempre evitó sufrir de manera i