—¡Creo que ustedes dos deberían ir a la iglesia a trabajar de voluntarios! ¡Pasar el resto de sus vidas rezando por Luna, arrepintiéndose todos los días, solo con eso será suficiente!
—¡Rápido, organicen todas sus propiedades, pásenlas a nombre de Luna y vuélvanse voluntarios!
Mis padres me miraron como si estuviera diciendo algo imposible de hacer. Después de un rato en silencio, mi madre al final habló:
—¡estás es pero loca!
¿Darle todas sus propiedades a Luna?
Si le daban todo el dinero a ella, ¿con qué iba a vivir mi madre?
Ni su esposo, ni su hijo, ni nadie era tan confiable como tener el dinero en sus propias manos, y mucho menos para dárselo a una simple adoptada.
Puse una cara de enojo.
—¿Cómo que loca? Mamá, ¿no me digas que no quieres soltar tu dinero?
—¡Pero si ella es tu más querida y amada hijita! Como no la protegiste lo suficiente, sufrió muchísimo. ¿Cómo puedes ser tan tacaña incluso con eso?
—¡Tu supuesto amor de madre es una porquería!
—Luna ha pas