Mundo ficciónIniciar sesiónAvelyne eligió el sillón más grande, uno de tres plazas cubierto por una manta azul rey. Se acomodó entre los cojines, observando como Bastian empezaba a revisar los estantes, luego una cómoda y finalmente un pequeño aparador.
—¿Estás seguro de que lo dejaste aquí? —preguntó, reprimiendo un bostezo.
—Segurísimo... —respondió él, aunque su tono no coincidía del todo con sus palabras—. O al menos eso creo.
Decidido a revisar el otro lado de la sala, cruzó entre los muebles. Pero la alfombra, traicionera, se arrugó justo bajo sus botas. Intentó corregir el paso para no estrellarse contra el suelo, pero el impulso no fue el adecuado y terminó cayendo de lleno sobre el sillón donde estaba Avelyne.
Ambos soltaron una exclamación, seguida de una risa inevitable.
—Esta vez no fuiste







