Pablo no necesitó que dijese nada para saber que algo ocurría, al llegar a su bar, rodear la barra y abrazarle, frente al resto de clientes del bar.
Me pasé como media hora allí, expulsando mi dolor sobre el pecho de la única persona en la que confiaba en aquel momento, incluso más que en mi amiga Marta, incluso más que Salva, pues después de haber escuchado su confesión de amor… no quería hacerle sufrir con aquello, ya que yo estaba enamorada de otro tío, mientras que &eacut