ARIA
«¿Qué tan difícil es seducir a un hombre que, a pesar de ser muy atractivo, no me gusta ni un poco? Mucho, a decir verdad».
Dejando de lado el asco y la vergüenza, sigo acariciando la prominente montaña que se percibe en sus pantalones con mis pies y sonrío lo más malicioso que puedo. Aunque ya lo había hecho varias veces con Adam sin llegar a pasar esa línea que tanto he temido, esto se siente muy desagradable.
«Mierda, definitivamente esto está siendo muy difícil de llevar a acabo».
Es que ni siquiera cuando me atreví a tocar a cara de mico me sentí así de avergonzada. Quizá es el hecho de que Rodríguez parece más mi padre que un hombre de mi edad como para llegar a despertar esos malos pensamientos en mi interior, aún así, trato de imaginar a mi novio, pero no puedo concentrarme en el hombre indeciso, pero deseoso frente a mí.
«¿Por qué jodida razón tuve que dañar mi teléfono?».
«Si la ira no me hubiera nublado tanto, no tendría por qué estar haciendo algo tan bajo como esto»