Por supuesto que no…

Ceylon frunció el ceño y la miró directamente. Él preguntó: “¿Quién es tu tipo entonces? ¿Es Simon?”.

Sharon sintió que se le apretaba el corazón y bajó su mirada. “No…”.

“¡Sí lo es!”, interrumpió Ceylon la negación de ella. Él la miró fijamente y continuó: “Anoche estabas llamando su nombre cuando estabas borracha. In vino veritas, ¿no?”.

Los ojos de Sharon brillaron. ¿Ella estaba llamando a Simon la noche anterior?

¿Simon también lo escuchó?

Ella se sintió avergonzada en ese instante a pesar de que Simon no estaba allí.

El silencio de la mujer confirmó la suposición de Ceylon. De repente, él la agarró por los hombros con fuerza y ​​se estaba emocionando. “Sienna, ya que no quieres aceptarlo, ¿por qué no estás conmigo? De esa manera, él ya no tendrá motivos para molestarte”.

Sharon se sorprendió. ¿Qué tipo de lógica era esa?

Ella dijo seriamente: “Señor, no usaré a nadie como mi escudo. Lo que hay entre él y yo no es asunto suyo”.

“Sienna…”.

“Ya no tien