𝓔𝓵 𝓬𝓾𝓮𝓻𝓹𝓸

No pegué una pestaña en toda la noche. Me dediqué a ver a mi rubio dormir y a vigilar nuestro alrededor, pensando que estaríamos siendo observados.

Nicholas seguía guardando reposo y los medicamentos lo hacían dormir más de lo normal. Me levanté temprano y fui en busca de un lindo traje de enfermera. Nunca había usado algo así, no sabía que saldría de eso, pero se merecía lo que quería.

Llamé a Renato, quien de inmediato me ofreció ayuda. No quería parecer cualquier cosa y mi conocimiento de moda y lencería era menos que mi conocimiento sobre agricultura.

Fuimos a una tienda de artículos de sexo y compramos un corsé de encaje blanco, una bonita falda a tono con una línea roja, y la toga que se pone en el cabello. Además de las porta ligas y tacones rojos.

Me miré en el espejo y lo que veía era sexi. Renato me vio desvestirme y abriendo los ojos exageradamente grandes me dijo:

—Em, te están saliendo bellos en tu chica, no puedes llegar así. —Puso cara de espanto.

—¿Y qué sugieres? —r
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