Mis ojos se abren de golpe, y de la misma forma se vuelven a cerrar por la excesiva claridad que hay en el lugar donde me encuentro, cuando logro acostumbrarme a la claridad, y mi vista ya no está borrosa, miro mi alrededor, es una habitación de hospital, en mis muñecas y dedo índice yacen algunos aparatos que me resultan incómodos. Mi boca se encuentra seco, y ni mencionar la falta de fuerza.
Cuando estaba a punto de presionar el botón que está al lado de la camilla, la puerta se abro dándome vista a Liam, quien al verme despierta se acerca de manera rápida.
—Amor ¿Cómo estás? ¿Te sientes bien?
Me llena de preguntas sin dar espacio a nada.
—Cálmate, estoy bien, solo tengo un poco de sed.
—Espera— se gira agachándose al frente de una pequeña nevera, la cual ni siquiera me fije que estaba ahí.
Vuelve a darme la cara ahora con un vaso de agua, me lo tomo con calma, y cuando me siento mejor se lo regreso.
—¿Cómo llegué hasta aquí?
—¿No recuerdas nada?— me responde con otra pregunta, y ha