Habían pasado un par de meses ya del día más doloroso de mi vida. Si me preguntan como estaba la respuesta es que estaba intentándolo.
Decidí mudarme solo con Jade a un pequeño apartamento cerca de la universidad. Y aunque mis padres y los padres de Ayra se preocuparon muchísimo por nosotros y al principio se opusieron después cedieron y dejaron de acosarnos cuando les dejé claro de que solo necesitaba que me dejaran hacer las cosas bien. Tenía que conocer a mi hija de ya casi 4 años, que acaba de perder a su madre. Tenía que conectarme con ella, y de crear lazos que por supuesto no teníamos y ambos necesitábamos. Y al mismo tiempo tenía que lidiar con la depresión y el vacío que significaba para mi haber perdido a Ayra.
Pesé a todo lo malo despertaba cada mañana persiguiendo a Jade para vestirla, peleando con ella para poder hacerla comer y soportando berrinches que solo acababan cuando encendía la TV y yo podía sentarme a observar mi vida en r