Capítulo 3.

Estaba histérica aquel día, tengo que admitirlo, no dejaba de mirarme en el espejo, de repasar la casa observando si todo estaba en su lugar, aún no podía creer que él volviese a querer saber de mí, no podía creer que fuese cierto lo de que íbamos a volver a vernos.

Me llevé toda la mañana intentando alejar los pensamientos negativos, intentando esconder aquella parte de mí que tenía miedo y que temía que algo malo sucediese. Todo parecía demasiado irreal, pero aun así quería creer en ello, era la única luz de esperanza a la que podía aferrarme.

Casi faltaban veinte minutos para que llegase, cuando recibí un mensaje suyo.

“Alicia, lo siento, pero no voy a poder ir hoy. Se me ha presentado un imprevisto y me va a ser imposible asistir a tu casa”

“¿imprevisto? Podemos quedar más tarde, puedo ir a tu hotel más tarde si quieres o algo”

“Camila está aquí”

Sentí que me faltaba el aire en aquel momento, y esa parte de mí que estaba escondida salió a gritarme un alto y claro “TE LO DIJE”, provocando que mis lágrimas saliesen al darme cuenta de que nada había cambiado, de que aquella esperanza no había significado nada, tan sólo estaba viendo agua en el desierto, un espejismo que no tenía pies ni cabeza.

Él seguía con ella – me gritaba mi subconsciente - ¿qué esperabas? ¿qué te esperase a pesar de saber que habías elegido a otro?

Mis lágrimas salieron en ese instante, haciéndome comprender cuanto me dolía todo aquello, haciéndome comprender que, a pesar de haberlo negado, a pesar de haberlo escondido de todos, a pesar de no haber pensado en ello… yo… aún le amaba.

No respondí a su mensaje, no podía, era incapaz de ver nada con aquellas lágrimas, era imposible que nada tuviera sentido para mí en aquel momento.

Pero no podía quedarme en casa llorando por él, no, eso no me aliviaría en lo absoluto, no. Al contrario, me hundiría aún más en la miseria.

Me vestí con ropa cómoda y llamé a mi madre, intentando calmarme antes de hacerlo, pues no quería que notase que estaba mal.

  • Mamá – la llamé, mientras mis lágrimas volvían a salir, aunque me había jurado a mí misma que no lo haría durante la llamada a mi madre.

  • Ali – me llamó mi madre, preocupada - ¿qué tienes?

  • Necesito salir de casa – rogué – me agobio aquí dentro, no puedo. no puedo respirar aquí, mamá.

  • Estoy en la academia, vente y vamos a tomar algo.

  • ¿No habías quedado con Paul?

  • Sí, pero puedo posponerlo y pasar un rato con mi pequeña. – sonreí hacia ella, colgué el teléfono, y salí por la puerta, mientras mi móvil volvía a recibir un mensaje, pero yo ya no tenía fuerzas para abrirlo.

Me pasé el resto de la tarde con mi madre, bailando flamenco y riendo sin parar, hasta que Paul vino a buscarla. Ella ni siquiera me preguntó sobre qué era lo que me había puesto en ese estado, creo que una parte de ella ya lo sabía. Pero sospecho que era porque no quería hacerme recordar, tan sólo quería distraerme y hacerme sentir mejor.

Volvía al coche para volver a casa, cuando cogí el teléfono por primera vez, tenía cinco llamadas perdidas y al menos diez mensajes suyos.

Me metí en el auto y comencé a leer los mensajes, pues estaba algo más fuerte, de nuevo con aquella coraza cubriéndome mi corazón, ya no dejaría que él entrase, jamás bajaría la guardia de nuevo, no valía la pena hacerlo.

            MENSAJES:

  1. “Alicia, lo siento”
  2. “Podríamos vernos otro día si te viene bien y … por favor, no te lo tomes a mal, ni siquiera sabía que… ha llegado sin avisar y …”
  3. “¿estás molesta?”
  4. “Alicia, he conseguido un rato en la noche, si te apetece podríamos vernos en algún lugar”
  5. “Estoy preocupado, ¿por qué no coges mis llamadas? ¿Es porque estás enfadada o es porque te ha pasado algo? Dime algo, por favor”
  6. “Joder, no quiero que pienses que yo… m****a”
  7. “Necesito que hablemos en persona, no puedo hablar por aquí, es difícil para mí…”
  8. “¡Alicia!”
  9. “No me hagas esto”
  10. “Al menos dime que estás bien, aunque ya no quieras volver a verme”

Sonreí con melancolía al leer el último mensaje y luego respondí a este.

“Estoy bien. Pasé la tarde en la academia, bailando con mi madre, por eso no leí ni escuché ninguna de tus llamadas”

Arranqué el auto, y conduje hasta casa, ignorando el último mensaje que acababa de llegarme.

---

Aparqué en mi postigo y caminé hacia casa, con una sonrisa en el rostro, estaba calmada, en paz. Mi madre a veces lograba cosas maravillosas.

Saqué el teléfono del bolso y leí sus dos últimos mensajes.

“Siento el plantón de hoy”

“Pero al menos ahora estamos en paz, tú ya me diste uno el otro día”

Sonreí divertida, para luego ponerme a contestar aquel mensaje.

“Ósea que lo has hecho a propósito, para vengarte” >_< ¬¬

“xD” “Me apetecía mucho verte, Alicia”

“Creo que no deberíamos volver a vernos Pablo. Lo hemos intentado dos veces, y el universo no ha querido que sea posible. Creo que lo correcto sería dejar de intentarlo”

“No lo creo, no aún. A la tercera, es la vencida. Si la próxima vez el universo vuelve a interferir, entonces me rendiré, pero no ahora”

“Pablo, de verdad, creo que …”

“¿Tu madre está en casa?”

“No ella ha salido con un amigo a cenar, y sospecho que tardará en llegar, así que me tocará cenar sola xD”

“Voy ahora, a tu casa. Camile ya se ha ido”

No quería que viniese, pero no sabía que decirle para que no viniese sin resultar tosca. Tan sólo quería preguntar por él y Camila, pero no lo hice. Tan sólo no volví a contestar.

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