Capítulo 1

Italia.

La primera vuelta me emocionada, puedo sentir como mi cuerpo se exalta sintiendo la velocidad de mi auto, el sonido del motor es perceptible a través de mis manos que sostienen el volante obligándolo a correr como quiero. Los latidos de mi corazón parecen adaptarse a la velocidad, puedo controlarlo y sentirlo.

Fascinante.

Esta es la vida que me place, lo que me gusta hacer y lo único que necesito.

Dos vueltas...

Tres vueltas...

Cuatro...

Cinco...

—Kasper no debes de presionarte, la carrera está a la vuelta de la esquina y lo que menos quiero es que te metas en problemas. Nada de accidentes.

Leila, mi manager, como siempre insiste en que debo de dejar las "carreritas" tiene la idea en que este tipo de carreras me pueden agotar y desconcentrarme de lo que importa. Ganar.

—No pasa nada, soy el mejor y algo como esto no me hará perder. Soy un ganador, tienes que confiar en mí. —me quito el casco, acercándome a ella y besarla.

—¡Kasper! Pueden vernos. —se sonroja.

La bella chica delgada, cabello rojizo y de baja estatura me empuja, burlándome de ella vuelvo a atraparla obteniendo lo que quiero.

—No me importa, ¿cenamos? —ella asiente.

"Cenar"

—¿Cenar? —pregunta recuperando el aliento. —Contigo nunca es precisamente cenar, te he dicho que dejes de hacerlo ha sido muy difícil disipar todos los rumores que te rodean.

¡Para lo que me importan esos rumores!

—Leila no tengo la culpa de ser un campeón atrapa mujeres.

—Si... si.. entiendo lo que dices, trata que tu próxima mujer no sea la esposa de nuestros patrocinadores. —me advierte furiosa.

—Tu eres mi mujer y eres mi manager. —me ofrece una mirada asesina.

—No soy tu mujer.

Leila sabe el tipo de relación que tenemos y por supuesto, todo ha sido previamente acordado entre ambos. Tratamos de tener un contrato donde ambos salgamos beneficiados, por supuesto que mi cuerpo es solo un entretenimiento para ella de la misma manera que ella lo es para mí. Nada más.

Mis prioridades son otras.

He viajado a Italia con anticipación para conocer la pista, es la primera vez que correré en estos circuitos. No es que necesite practicar pero prefiero venir y mantenerme en la zona para acostumbrarme a su ambiente. El clima es importante para saber cómo llevar tu auto, me gusta cuidarlo como una joya preciosa porque eso son para mí.

Llegamos al Hotel Rinvezzi, estoy hospedando aquí desde ayer y la única razón por la que he elegido este lugar, es su cercanía al circuito. Prefiero pasar desapercibido por un tiempo, quiero correr sin ser molestado y Leila, se ha encargado que todo sea exactamente como lo deseo.

Leila es así de buena...

—Joder...

—Ah... Mmmm... Kas... ah...

Leila se mueve sobre mi,Leila además de ser una excelente manager es muy buena en lo que hace. 

—Tranquila... se lo que hago... —ella asiente jadeante.

Cambio de posición para tener mejor acceso a ella y poder disfrutar de todo el placer que podamos. Ella está dispuesta. Leila me mira con sus pequeños ojos azules pidiendo que continúe deseando que continúe acariciandole.

—¿Confías en mí? —pregunto susurrando en su oído.

Ella mueve la cabeza asintiendo, su cuerpo se arquea. Sonrío satisfecho. Leila está dispuesta a todo y eso me complace, busco su entrada preparándola, ella poco a poco se relaja autorizándome a entrar en ella.

—Ah... Kas... espera... no más...

¡¿Que?!

¡Solo he metido la punta!

Poco a poco se va adaptando a mí y el placer que siento me eleva, los gemidos de Leila inundan toda la habitación. Es todo un placer.

Sintiendo ambos satisfechos, salgo de ella para irme directamente a la ducha. Leila me pide quedarme con ella pero eso no es parte de nuestro acuerdo, solo sexo y nada más. Además, no me gusta dormir después de tener sexo, prefiero limpiarme y cambiarme antes de dormir con las mismas sabanas donde he follado.

Entro en la ducha dejando que el agua limpie mi cuerpo, sudor y cualquier rastro de sexo. Treinta minutos después, sintiéndome totalmente limpio y oliendo mi propio cuerpo, salgo esperando que Leila se fuera pero me la encuentro ahí desnuda mirándome.

—¿Por qué sigues aquí? —pregunto cambiándome frente a ella.

—¡Me duele horrores! No puedo levantarme, estoy rota. —se queja tratando de moverme.

No soy prejuicioso, me da igual el resto del mundo y los gustos que tengan pero una cosa esta clara y es que nunca se me ha pasado por la cabeza que alguien invada mi privacidad trasera. Me gusta dar, eso es más que claro y lo hago bien. Y lo más importante.

¡Soy hombre!

Leila se va a su habitación no sin antes recordarme que mañana tengo un desayuno con uno de mis patrocinadores italianos, lo único que ella ha dicho que es una mujer hermosa y me ha prohibido acercarme a ella.

No sé qué clase de hombre piensa que soy.

A la mañana siguiente, Leila se cuela en mi habitación para levantarme. Me niego a hacerlo y ella por supuesto con sus métodos logra obligarme a despertar.

—Recuerda que este patrocinador es muy importante, no la conozco personalmente pero te suplico no trates de llevarla a la cama. Es una mujer prometida con un hombre importante o algo así han comentado en la agencia.

—¿No es tu trabajo saber todo sobre mis patrocinadores? —arqueo una ceja desinteresado. —No sé por qué necesitamos patrocinadores, no necesito de ellos. —me encojo de hombros.

—Todos los competidores tienen patrocinadores importantes porque llevan años en la industria, Kasper sigues siendo algo nuevo y la mayoría de patrocinadores creen que has llegado hasta aquí por tus padres.

—Mis padres no tienen nada que ver, ni siquiera me apoyan. Estoy aquí por mi cuenta y por mi esfuerzo, Leila. Soy el mejor porque tengo todo.

—Ese ego tuyo un día te llevara a la perdición. —me advierte.

Mi ego es lo que me ha traído hasta aquí, donde voy a seguir creciendo hasta ser el mejor. Soy el mejor.

Conduzco hasta el hotel en Bologna, cerca del circuito Sant'Eghete; espero correr en este circuito en los próximos días y así prepararme para la gran carrera. Según lo que Leila ha dicho, la patrocinadora se encargara de los días que podré utilizar la pista y como mi agenda se acoplara a la de ellos.

Leila es quien se encarga de todo eso.

—Kasper por favor no hagas nada estúpido y actúa como una persona que tiene interés en algo más que en sí mismo. Mi trabajo es no dejar que continues arruinando todo, por favor... por favor. —repite como si una vez no bastara.

—Hare lo que quieras, no es que me interese. —respondo mientras leo uno que otro tweet en mi móvil.

—Voy a perder mi trabajo. —escucho que gruñe entre dientes, decido ignorarla.

Esperamos en el restaurante del hotel, por lo menos puedo satisfacerme comiendo un poco aunque Leila me recuerdo que debo de llevar una dieta. Me adapto a ella pero algunas veces es dificil hacer todo lo que me pide.

Una de las meseras que nos atiende se sonroja al verme, le sonrío guiñándole un ojo y ella entusiasmada me pide una fotografía que no dudo en concederle. La mirada acribíllate de Leila me hace dejar atrás cualquier intención de coqueteo y me despido de ella con un beso en la mejilla.

—Buenos días, disculpen la tardanza pero está ocupada.

Mi vista se desvía hasta la hermosa mujer de piel morena que se acerca a nuestra mesa hablando en inglés, al instante me pongo de pie para saludarla con una sonrisa.

¿Quién es ella?

—Buen día, vamos llegando. —miento sabiendo que esta hermosa mujer nos ha hecho esperar más de veinte minutos.

Me acerco a ella para saludarla con un beso y como siempre, ella no resiste de un beso.

—Kasper Allangerd, eres todo el caballero del que hablan en los artículos. —me guiña un ojo y sé que me la he echado a la bolsa.

—Es lo menos que puedo ser con una mujer tan hermosa. —sonrío lascivo, puedo sentir la mirada de Leila tras mi espalda.

Joder. Kasper, ten un poco de consideración por la chica, ha trabajado para traerte hasta aquí.

—>>>Por favor, siéntese. —ofrezco la silla a mi lado. —Ella es Leila Ramsey, y por supuesto, tu servidor Kasper Allangerd. —nos presentó en un italiano poco torcido.

—>>>¿Hablas italiano? —sonríe.

—Solo un poco, he practicado ya que Italia es el sueño de cualquier corredor.

Ambos nos reímos y joder, está chica es preciosa.

—Me presentaré ahora, lo siento. —se ríe. —Fiorella Machado, trabajo con el equipo de marketing para Lazzarini Motors. —sonríe sacando una tarjeta, entregándomela.

Leila que ya ha activado su modo profesional, saca una tarjeta y se la entrega. Las dos mujeres se sonríen pero mi mirada sigue en la preciosa Fiorella Machado, joder, podría llevarla en este mismo instante a la cama si pudiera hacerlo.

¿Es ella la prometida o lo que sea de ese hombre importante que dice Leila? Si es así, espero que sea un tipo que pueda aprovechar y valorar esa belleza.

—Hemos hablado con los representantes de cada rama involucrada en Lazzarini, como saben somos una conglomerado internacional y la división "Motors", es una nueva etapa para nosotros. Queremos llegar a posicionarnos como numero uno y hemos considerado que tu Kasper eres el indicado para ser la imagen de nuestra empresa.

¿La imagen de su empresa?

Creí que sólo tenía que llevar el logo de su empresa en mi mono, no entiendo a lo que se refieren con ser la "imagen de la empresa".

—Kasper está dispuesto a colaborar con cualquier cláusula que se especifique en el contrato, sabemos que ustedes son una empresa dominante en la industria por lo que consideramos sera sencillo obtener los resultados esperados por ambas partes.

Escucho lo que Leila dice pero no logro entender lo que está saliendo de su boca, espero que no esté hablando de hacer cosas que no tienen nada que ver conmigo corriendo en las pistas todo el tiempo que quiera.

—Sin embargo, hay un pequeño detalle que espero puedan disculparme y entenderlo. El presidente de Lazzarini Motors, así mismo siendo representante del Conglomersdo Lazzarini desea entrevistarte primero y así tomar una decisión. —explica y de alguna manera parece avergonzada.

—No entiendo, ¿hay algún problema con Kasper? —pregunta Leila, mi mirada se clava en la señorita Machado.

Ella se mueve en su asiento incomoda pero niega.

—No, no hay problema alguno. —joder, si hay un problema. —El señor Lazzarini es exigente con los resultados que puede obtener siendo patrocinador, está interesado en tener resultados que no afecten la integridad de su empresa. —sonrie.

No estoy entendiendo.

Por suerte ni siquiera Leila puede comprender de lo que la señorita Fiorella Machado está hablando.

—Sabemos la reputación que Kasper tiene en Dinamarca, sabemos que sus padres son empresarios importantes y...

—Mi familia no está involucrada en esto. —interrumpo lo que está a punto de decir. —He llegado hasta aquí con mis propios méritos. —espeto furioso.

—Kasper. —Leila toma mi mano. —Está bien, nos entrevistaremos con el señor Lazzarini —vuelvo la mirada a Leila.

Joder.

¿Que m****a?

—Lo siento Kasper, he visto tus carreras y puedo ver el entusiasmo y esfuerzo que pones en ello pero no esta en mis manos. Nos interesa mucho apoyarte a seguir creciendo, si me lo preguntas también ha sido una sorpresa para mi que el señor Lazzarini solicite una entrevista contigo.

¡¿Quien m****a se cree que es ese tipo Lazzarini?!

No sé que m****a quiere confirmar ese hombre pero es evidente que podré demostrárselo y sin poner esfuerzo en ello. La señorita Machado deja de llamar mi atención en un instante, por lo que es Leila quien continúa hablando con ella llegando a un acuerdo para la concretada entrevista con el señor Lazzarini.

Ha. Ese tipo no tiene idea quien es Kasper Allangerd.

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