—¡Estás muy coqueto tú! —rio ella.
—Es que estoy imaginando nuestra luna de miel. Tú y yo, en una villa blanca de Santorini.
Elisa gimió despacio al sentir su boca paseando por la curva de su cuello.
—¿Ajáaaaa? ¿Y qué va a pasar en esa villa? —lo provocó mientras sus cuerpos parecían incendiarse