CAPÍTULO 82

Rosa quedó ronca por el grito que pegó al ver la escena, y comentó junto a Alfredo haber visto cómo la moto de Joao y de mi hermano rodó sobre el engramado. Según ellos y sin explicarse muy bien, la máquina se les removió haciendo que uno de los camiones les golpeara, lanzándolos a poca distancia. Aún no me podía creer cómo era que después de haber llegado perfectamente bien a cada destino, el regreso se nos ensombreció de esa manera.

—Ahí viene Danilo —informó Maël, levantándose y dirigiéndose a mi hermano, al igual que yo—. ¿Estás bien? ¿Qué te dicen?

Con parches en el rostro, no grande en la barbilla, Danilo asintió respondiendo la primera pregunta y dejó que yo me colara en su cintura y me aferrara a él.

—Milagrosamente no tiene ninguna fractura, pero su cabeza… —Exhaló bastante aire—. Joao tiene una contusión y tuvieron que sedarle. Solo será por unas horas para ver cómo evoluciona al golpe. —Se le quebró la voz—. Antes de llegar acá ya estaba inconsciente.

Pegué mi cara al pe
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