CAPÍTULO 45

«Respira, Delu, respira».

La tienda de Catalina se iluminó en mi camino como un obstáculo de juego y pasé frente a ella como alma que lleva el diablo.

«Aquí estoy. Tienes menos de 20 minutos».

La casa de Nikko estaba abierta de par en par, como siempre. En cambio la casa del frente estaba completamente cerrada, parecía no haber nadie. « ¿Maël estará aquí en Viana?»

Parada bajo el umbral de la puerta principal de la casa de Nikko, el sonido de los Móviles colgantes rellenó mis oídos con dulces melodías y un súbito halo de recuerdos me golpeó. Un dolorcito acarició mi garganta.

Toqué varias veces la madera del marco.

—Buenas… —Entré despacio, mirando para todos lados.

—¿Quién es? —Una de las tías de Nikko me recibió en la cocina, esbozando una asombrada sonrisa—. ¡Pero, válgame Dios, Delu Vaz, qué sorpresa! Y llegaste a buena hora. Estamos todos atrás, ven, ven, ayúdame con esto...

Exceptuando por su cara de asombro, la señora me recibió como si yo nunca me hubiese ido de aquella famili
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