BRAD ULIBARRI
Es lunes y llego a la oficina furioso con la gran sospecha de que Montgomery, esa rubia endemoniada, envió a su amigo a proponerme algo indecente.
La veo de pie tomando su café mientras escucha música en su teléfono y ríe. No puedo creer que este escuchando una de las canciones que bailó en el club dejando a todos babear por ella, incluido mí socio que no ha dejado de pedirme su número de teléfono.
-Montgomery a mí oficina ya- Me mira y me sigue aún con su teléfono en la mano
-¿Se le ofrece algo?- Pregunta bebiendo su café
-Fuiste tu y no te atrevas a negarlo- Deja el café sobre su escritorio luciendo imperturbable
-¿De que me acusa? Llegué hace diez minutos y aún no estoy en horario laboral- Mira su reloj- Faltan exactamente cuatro minutos para que comience mi jornada
Respiro agitado. No me explico cómo es capaz de hacerse la desentendida de tal manera que cualquier persona podría creerle.
-Enviaste a tu amigo para seducirme, ¿En qué pensabas?- Se