— Están amenazando a Giulia. Sube enseguida — ordenó Ares a Cantera antes de colgar. Entonces miró a Giulia.
Ella estaba sentada en el mueble con el rostro enterrado en las manos. Alzó la mirada cuando lo escuchó colgar.
— Giulia, tienes que hacer memoria. ¿Conoces a alguien que pueda estar detrás de todo esto?
Ella negó con la cabeza, aturdida. Tenía el estómago revuelto por el ave muerto en la caja.
— No lo sé, Ares. Yo… no lo sé. Todo esto es… — de pronto sus ojos se llenaron de lágrimas y la voz se le quebró.
Ares sintió un agujero enorme en su corazón al saberla así. Se acercó a ella y se acuclilló a su lado.
— Giulia — tomó sus manos entre las suyas —. Está bien, vamos a resolver esto, ¿de acuerdo? Descubriremos quién está detrás y tendrá que enfrentarse a la justicia.
Giulia asintió suavemente.
En ese momento, alguien entró por la puerta.
— Ah, que linda escena. Muy romántica por cierto — Se trataba de Elena. Entró sin avisar —. ¿Sabía Fausto de esto? Oh, espera, entonces… ¿lo