El amanecer en la hacienda solía traer consigo una calma esperanzadora, pero esa mañana, el aire estaba cargado de tensión. Gala y Ramsés se encontraban en la cocina, frente a frente, mientras los primeros rayos de sol iluminaban el lugar. Era una discusión que había comenzado la noche anterior y que ahora se prolongaba.
— Ramsés, no se trata solo de la hacienda — dijo Gala, con un tono firme pero contenido. — Es el tiempo que dedicas a ellos. Gael y Sofía te necesitan, y yo también. Siento que te estoy perdiendo entre reuniones y viajes. Estos meses… te has desconectado de nosotros.
Ramsés suspiró, pasando una mano por su cabello despeinado
— Gala, lo hago por nosotros. Por la familia. Estas negociaciones son importantes para el futuro de nuestros hijos.
— Entiendo eso, pero no quiero un futuro donde ellos recuerden a un padre ausente. Y tampoco quiero convertirme en una esposa que vive al margen de su marido — respondió Gala, bajando la voz al notar que Gael pasaba cerca, así que tu