Al llegar al restaurante, Enzo la recibió con una sonrisa cálida que aceleró su corazón aún más. Ella correspondió al gesto y juntos entraron al lugar, dirigiéndose a la mesa reservada especialmente para ellos.
—Gracias por acompañarme esta noche, Celine —le dijo una vez que estuvieron sentados en la mesa.—Gracias a ti por invitarme —respondió ella, sus ojos permanecieron en él por unos segundos antes de apartar la mirada hacia la camarera que se acercaba a apuntar su orden.Durante la cena, reinó un silencio algo incómodo entre ellos, y Celine se sentía intrigada, esperando que Enzo le explicara la razón de aquella invitación. Aunque deseaba preguntar, se mantuvo callada, limitándose a hacer algunos comentarios sobre el lugar en el que se encontraban. Enzo aprovechó el momento para contarle cómo había descubierto el restaurante y por qué se había convertido en su lugar preferido a pesar de no gustarle la comida de mar.—Mi padre encontró este re