JACKING:
No me alejé mucho con Isis de mi hermana; no me gusta dejarla sola en medio de la noche. La observo mientras ella me mira seriamente. Me parece que su carácter ha cambiado. Está muy seria, y la siento molesta.
—Isis, ¿por qué estás molesta? —pregunto, sentado en el suelo no muy lejos de ella.—No estoy molesta —me contesta sin mirarme.—Sí lo estás, puedo sentirlo —le digo y agrego—. Además, tus ojos están rojos.—¿Están todavía rojos? —pregunta, mirándome por primera vez.—Sí. ¿Por qué no me dices qué te molesta? —me atrevo a preguntar.Isis guarda silencio mientras resopla. No la presiono, porque conozco demasiado bien esa terquedad de mi Luna. Me quedo quieto, observándola. La tensión en su cuerpo es evidente; sus brazos está