MAT:

La veo venir ansioso, sintiendo en mi interior a Jacking debatiéndose entre el miedo y la ansiedad; ambos lo estamos. ¿Nos rechazará nuestra Luna cuando sepa quién soy? Su corazón late acelerado. Respiro hondo varias veces para que mi Luna no perciba mi miedo. Es hermosa, pienso alegremente, observando cómo brilla con la luz de la madre Luna. Doy unos pasos hacia su encuentro para recibirla y me siento feliz cuando la oigo reclamarme.

—¡Eres mío, solo mío! —dice Ast, saltando feliz mientras me rodea, olfateándome. Parece una niña. Adoro a mi Luna. Al fin llegó. —Hola, eres mi mitad. Yo soy Ast.

—¡Sí, soy tuyo, y tú eres mía, solo mía! —le respondo entusiasmado, aliviado de que mi Luna no me haya rechazado. —Ast, yo soy Mat.

La rodeo, olfateándola y restregándome contra ella con amor. La beso