19. AMET Y ANTONIETA
AMET:
El Alfa permanece al lado de Meryt, observando su rostro calmado. Aunque parece en paz, la energía en su interior no se detiene. Ambos sabemos que ella es muy poderosa y que buscará desbordarse. Con delicadeza, Jacking pasa su mano sobre su cabello, un gesto que busca no solo calmarla, sino también estabilizar el vínculo que poseen. La tarea que tenemos por delante no será fácil, pero si hay algo que he aprendido, es que la verdadera fortaleza no reside solamente en el poder, sino en la capacidad de proteger aquello que amamos.
—Nana, cálmate, ella está bien —le pide Jacking al ver que no deja de llorar y revolotear alrededor de la princesa—. Te dejo para que la bañes y la cambies de ropa. En su cuarto, encontrarás de todo.
—Ahora entiendo por qué arreglaron el cuarto y trajeron tanta ropa de niña. Mi pobre bebé. Tan pequeña y solita —sigue ella acariciando a Meryt, que continúa dormida.
—Jacking, ¿podemos pasar? —preguntan Teka y Aha, que llegan en ese momento.
—Sí, pasen. Míre