JACKING: 

Todos nos detenemos porque ahora todos los de nuestra manada, La Maat Ra, somos del mismo equipo. No pude contener que mi lobo Mat gruñera ante la provocación del lobezno del norte llamado Jack. Tomo a Isis de la mano y entro en la escuela. Aunque parezco calmado, no puedo evitar que mis ojos se tornen dorados mientras suspiro tratando de controlarlo.

—Tranquilo, mi lobo; somos adolescentes, no somos el Alfa Supremo —le recuerdo en mi mente, sintiendo cómo gruñe molesto, queriendo ejercer su supremacía—. Nos desquitaremos en el juego de fútbol. Además, nuestra Luna está a mi lado, así que calma.

—De acuerdo —acepta, al dejar que mire a Isis, que me observa intrigada.

Siento al grupo entero seguirme en silencio después de ese ligero enfrentamiento. Tal vez no hubo palabras fuertes ni más provocaciones, pero somos parte de la manada; percibimo