Aleshka Zaytseva
Terminé de doblar las sábanas ante la atenta mirada de mi compañera e intenté fingir que no le estaba prestando atención, pero ella estaba tan decidida a no darse por vencida, que se tiró en la enorme cama en un rápido movimiento y me quitó la sábana que me encontraba doblando por segunda vez.
—¿Y eso fué todo? —preguntó haciendo referencia a mi conversación con Leonid.
Le había contado todo porque desde que había comenzado a trabajar en el hotel éramos buenas amigas y teníamos la confianza de contarnos las cosas mutuamente. Ella, a diferencia de mí, era un poco más risueña con esos temas que ya soñaba con encontrar a su príncipe azul y toda la cosa.
Yo, en cambio, había aprendido a controlar un poco más mis emociones y dejar de pensar con el corazón.
—Ajá —traté de parecer desinteresada y zanjar el tema, pero ella continuo insistiendo.
Ella aún no superaba que haya rechazado la propuesta de Leonid.
—¿Y como es que estás tan relajada luego de rechazar semejante pr