"Sí", murmura él, inclinándose para darme otro beso en la boca. "Pero volveré más tarde para ayudarte a bautizar el nido". Luego, da un suspiro, se aleja y me da una tableta de la mesilla de noche. "Pide lo que quieras, pero por favor, Ella, intenta no llevarnos a la quiebra".
"¡No prometo nada!", l