Ella
Sinclair y yo nos despertamos pocas horas después, con la ropa esparcida por la cama y el suelo, pues hoy es el gran día.
Gruño un poco cuando noto que Sinclair se mueve.
"No", murmuro, agarrándole el brazo y tirando de él.
O debería decir que él me deja tirar de él. Porque no hay forma de que