Capítulo 111
Sinclair, mientras tanto, mira toda la ropa de la cama amontonada alrededor de mi cuerpo. “Solo son las ocho”. Me recuerda, arrugando el ceño con preocupación cuando se da cuenta que aún llevo puesto el vestido del festín. “¿Estabas demasiado exhausta para cambiarte?”.

Me sonrojo. “No, es que tenía mucho frío después del festival. No podía sentir los dedos de la mano ni de los pies”.

Me hace una mueca, rozándome la mejilla con los nudillos. “Pobrecita, ¿te sientes mejor ahora?”.

“Sí”, respo
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