Ella
"¿Estás lista?", me pregunta Sinclair, parado detrás de mí en el espejo. No puedo dejar de mirarlo. No está vestido con su traje habitual, pero parece aún más guapo e intimidante que de costumbre. Con unos elegantes pantalones negros y una sencilla camisa de vestir blanca, arremangada hasta los codos y desabrochada hasta el esternón, parece poderoso y relajado a la vez.
"Depende, ¿qué te parece?”, le respondo, extendiendo los brazos para mostrarle mi vestido y pedirle su opinión. Llevo un