Salí de mi estupor gracias a las agradables palabras de mi hermano, pero también porque note como mi compañera me miraba. Alcance el pantalón que me ofrecía Melodina y sin dejar de mirarla me lo puse. Luego, me incline a su lado, quería hablar con ella, tranquilizarla, pero no me salían las palabras. Una vez más fue uno de mis hermanos que me saco de mi parálisis.
-bienvenida a la familia Antonia-decía Ivan acercándose, pero aún a una distancia prudente de mi compañera.
-te abrazaría para darte la bienvenida, pero Alexei nos arrancaría la cabeza-agregaba Vlad.
-no molesten a la loba, escucho que su corazón late mucho más fuerte-decía Melodina.
-hija, luciérnaga, tranquila, solo respira, estaremos bien, ya falta poco hemos llegado tan lejos-decía Nastia y no pude evitar gruñirle, ¿cómo se le ocurría pensar en alejar a mi compañera de mi?
-tranquilo Alexei, ella no te alejara de ella-decía Leandro dando un paso adelante.
Fue cuando me percate de sus respiraciones y sus latidos, cada