Juan examinó cuidadosamente el rostro de Sonia y luego le dijo: —¿Podrías dejarme ver los cosméticos que vende nuestra empresa?
Sonia, al escuchar esto, inmediatamente le pasó los cosméticos a Juan.
Juan apenas olfateó un poco y su expresión cambió radicalmente: —Realmente, son todos de muy mala calidad, no es de extrañar que te hayan arruinado por completo la cara.
Tigre del Valle, muy preocupado, preguntó con gran urgencia: —Juan, ¿puedes curar la cara de mi esposa?
Juan afirmó con la cabeza y respondió con confianza: —Voy a comprar algunas hierbas y te prepararé un ungüento para aplicarle. Con eso, se recuperará rápidamente.
Tigre del Valle y Sonia, confiando por completo en Juan, aceptaron rápidamente y le dieron las gracias.
Dijeron que, una vez que el ungüento estuviera listo, enviarían de inmediato a Oso Negro a recogerlo.
Dado que Juan podía restaurar la cara de Sonia y además había salvado la vida de Tigre del Valle, este último decidió no seguir indagando más sobre el asunt