Me senté en el sofá con Iris mientras dormía, recostada contra mí. Mason la observaba con una mirada escéptica y los brazos cruzados. Había guerreros apostados por todas las fronteras, y esperaba que ella fuera la única intrusa, para que ningún otro resultara herido si cruzaba el límite.
—¿Vas a decirme quién es ahora? —cuestionó Mason.
Entrecerré los ojos por el tono que usó, pero seguí acariciando el cabello de la adolescente, apartándolo de su rostro.
—Necesito que llames a la madre de Mindy y le pidas que traiga a Aaron de inmediato, por favor —le pedí.
—¿Y ni siquiera me dices quién es esta rogue para ti o por qué está en mi casa, en mis tierras? —gruñó.
Mi mirada firme se encontró con la suya y solté un gruñido.
—Me haces dudar de que puedas compartir con tu futura Luna. Llama a la madre de Mindy.
—No me des órdenes, London —gruñó él.
—No me hagas hacerlo yo misma —espeté furiosa.
No dijo nada más y, tras resoplar con fastidio, se fue a la cocina para hacer la llamada. Volví a c