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"Mi príncipe", corrió Rasmus hacia Edward cuando lo vio. "Son los pícaros, acabo de verlos".

Edward gruñó suavemente, "¿hacia dónde?"

“Hacia el bosque, estaban en sus verdaderas formas”, respondió Rasmus, claramente sorprendido por lo que acababa de presenciar. "Y parece que estaban trastornados o algo así, sus ojos..." estaba diciendo, pero Edward ya se había alejado corriendo y lo siguió, metiendo su teléfono en su bolsillo.

Acercándose al bosque, escucharon sus aullidos y Edward aceleró el paso. Los pícaros estaban justo en el borde del bosque y lo vieron llegar. Se detuvo a pocos metros de ellos mientras los observaba. No atacaron y él tampoco quería comenzar la pelea. Rasmus lo alcanzó poco después y se paró a su lado, miró de Edward a los lobos y de nuevo a Edward. Quería hacer muchas preguntas pero sabía que no era el momento.

Un pícaro dio un paso adelante y les gruñó. Edward lo miró, sus garras alargándose lentamente, preparándose para la pelea que sabía que se avecinaba.
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